domingo, 3 de abril de 2016

LA PAZ CIUDAD, POEMA DE VICTOR HUGO AREVALO JORDAN

LA PAZ, CIUDAD.
                                                                                                                                                                













Y las calles de la ciudad
empinadas, hacia abajo,
hacia el centro.
Sobre un monstruo quieto,
de agua, de cal, de ceniza.
De recuerdos españoles,
sumergidos en el verano
con olor a sol, a tierra, a soledad.

Y el cerco de montañas, hijas del Illimani(1),
nieves eternas, luces claras.
Un cielo volcado
en el hondo misterio de la ciudad.

La noche que progresa,
las cosas que crecen, que se empinan...

Los cóndores, las cantinas, los faroles,
quietos, inmóviles con el collar blanco, de plumas,
de luz,
de algo que parece un sueño y es vida.

Recuerdo de la sangre de los Incas,
en los músculos de Pachamama, allí (2)
por los tiempos remotos, míticos.

La ciudad...
Las risas de las juventudes, de mi juventud,
del deseo
de las alturas,
a los cielos,
a las estrellas,
los por qué sin sombras de los árboles con sombras,
las noches en las ventanas cerradas,
los enamorados y el farol.

Ventana al décimo piso,
donde se juntan el vértigo con las estrellas
y el frío despertar de los montes
con el dulce sueño que vuela, del progreso...
las piedras y las nubes
callando su silencio están. La Paz.

La ciudad...

Y ésta ciudad, donde los vientos revuelcan
abriendo heridas en la historia,
dejando recuerdos
en las noches, en los grandes días.
en los días y la juventud,
en el otoño que reposa.

Y su espejo claro, la luna,
su Virgen Morena
que mira los fondos míticos, prehistóricos,
del indio que danza su silencio.

Las danzas...

Se arremolinan los rostros,
surgen de nuevo las notas de la quena,
de la triste quena que llora,

Juventud de linaje americano
quemando con gesto heroico,
sombra sin signos.

El frío y el deseo,
el viento y el acecho
la noche y la trampa
sin locura, sin suerte. Apacible,
los signos...

Y esta ciudad, fuera del tiempo,
con dedos de tormenta, uñas de cactus,
anillos de antawara, Tiempo
Noche
Fuego.
Carbones de recuerdos,
socavones de pasión
con el peso de alas condóricas,
júbilo y tristeza.

Rien las estrellas en las calles ,
en las noches de silencio, de luz enfarolada.

La Paz...
Y esta ciudad fuera del tiempo....


Víctor Hugo Arévalo Jordán

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