El nevado Illimani es sin duda una de las atracciones mas fotografiadas de nuestra ciudad, pero también es cierto que encierra innumerables leyendas, que hacen que nuestra imaginación vuele.
El Illimani forma parte de la identidad de la ciudad y es sin duda uno de los nevados más hermosos de la cordillera. El ascenso a sus picos representa un gran esfuerzo y requiere una alta preparación técnica.
Pobladores de la región de Pinaya, cuentan que sus ancestros hablaban de diferentes lugares protegidos en el Illimani, cuyo acceso está restringido y protegido por ciclopes, donde solo algunos elegidos pueden ingresar.
En el siglo XVI, los españoles que llegaron hasta estos parajes recibieron la misma impresión: soledad y misterio, cuentan que cuando llegaron a esta zona, las puertas estaban abandonadas desde hacía mucho tiempo. Los lugareños ni siquiera sabían cómo se llamaba el lugar originalmente.
Puertas de hielo inmensas, trabajadas en una sola pieza, en alto y bajo relieve con figuras extrañas, a lo alto el rostro tallado del dios wiracocha, similar al de la puerta del sol, bloques de mármol y piedra labrada formando pilares exquisitos y una ruta desconocida imposible de penetrar, una leyenda cuenta que estas puertas son el ingreso al verdadero reino de los incas, donde sobreviven hasta nuestros días.
Otros cuentan que son chincanas interconectadas entre sí, formando un laberinto interminable donde muchos se pierden en parajes llenos de tesoros, imposibles de sacar, pocos encuentran la ruta hacia el mundo interno de la tierra, un lugar de paz; es allí donde las culturas más antiguas del mundo tienen sus orígenes.
fotografías: Andrea T, Beto Cruz - Texto: Jorge L
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