sábado, 16 de mayo de 2015

Evolución del transporte publico paceño




Por Andrés Martínez Crespo
El transporte público en La Paz no funciona. Si en algo los habitantes de una ciudad tan diversa y compleja podrían coincidir sería en eso. La ola de protestas vecinales contra los choferes en los principales distritos paceños, a lo largo del año, refleja el malestar por tarifas más elevadas para tramos más cortos, incomodidad e inseguridad creciente en vehículos cada vez más viejos y peligrosos, lentitud exasperante, no sólo en horas pico y no sólo en vías troncales, y conductores crispados al límite por esa razón, por la creciente competencia y porque cada día se revientan trabajando doce horas o más para sobrevivir. ¿Qué hacer? Varios indicios apuntan a que las soluciones intermedias ya no funcionan, y ni siquiera megaobras, buses modernos, legiones de cebras o más puentes colgantes serían suficientes; que lo único que queda es una reforma total. Pero, ¿qué reformar exactamente? Para el experto en transporte y autor de un amplio estudio sobre el tema —El auto nuestro de cada día—, Freddy Koch, la salida, en pocas palabras, es mejorar las condiciones laborales de los choferes: convertirlos en asalariados con todas las de la ley.


El cumplimiento de una aparentemente simple medida laboral obligaría a los transportistas a formalizar su actividad, es decir, a volverse empresarios que presten un servicio público: sometidos a regulación, pero con posibilidades de generar ingresos a partir de un correcto manejo empresarial. 


Algo muy distinto a lo que ocurre ahora. “En 1999, cuando fue la última nivelación de tarifas, la renta [o ganancia neta diaria] de un minibús era de 100 bolivianos, pero el poder adquisitivo era mayor. Ahora, en 2012, siguen siendo los 100, pero la vida está más cara”, afirma Gonzalo Millares, secretario general de la Central Única de Transporte Urbano de Pasajeros La Paz (Cutup), la principal organización del ramo en la ciudad. Una de las razones de ese fenómeno es la creciente competencia entre los mismos transportistas. Entre 2000 y 2010, la cantidad de minibuses en el municipio se elevó en un 137%: de 6.393 unidades a 15.207, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Los “minis” constituyen casi la mitad de los coches de servicio público en La Paz, cuyo total llega a más 35 mil, de acuerdo con el municipio.


Las estrechas vías paceñas deben también albergar a una cantidad creciente de autos particulares: en total, el parque automotor casi se duplicó en la primera década del siglo, y llega a las 166.632 unidades, para una población que en el mismo período de tiempo creció sólo 1,4%.










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