sábado, 15 de agosto de 2015

LA TRISTE REALIDAD DE LOS PERROS CALLEJEROS.

En esta oportunidad quiero compartir con  todos ustedes una historia realmente triste, se trata de una conmovedora narración de un perrito callejero.



Pasaron al rededor de dos días y no conseguí absolutamente nada que llenara mi estomago, el sol del medio día se tornaba  realmente insoportable y la sed  me mataba.

Como de costumbre comencé a subir un camino de tierra, creí escuchar el sonido de un riachuelo y decidí cruzar la calle, en ese momento todos los pensamientos fueron arrancados de mi mente, un fuerte golpe hizo que rodara, intente levantarme pero mis patas traseras no me respondían.

Me di la vuelta y una parte de mi cuerpo había sido arrancada, muy confundido y tremendamente adolorido logre arrastrarme hacia un costado tratando desesperadamente de protegerme.

Mientras trataba de refugiarme, muchos vehículos pasaban velozmente por mi lado sin que nadie se percatara de mi presencia  y cuan mal me encontraba.

El sol implacable no dejaba de quemar mi cuerpo y la sed que tenia, había sido sustituida por ese tremendo dolor que sentía.

Mientras desvariaba creí escuchar la voz de mi amo llamándome por mi nombre..., creí que me buscaba, pero lamentablemente para mi,  no había nadie, solo me estaba imaginando.

Ya casi al anochecer trate de levantarme nuevamente pero me sentía  muy débil y sin fuerzas, de rato en rato entraba en un profundo sueño y este trajo a mi mente los días felices junto a mi madre, mis hermanos y una casa nueva con niños que jugaban con migo.

Un día y no logro explicarme por que, pero por algún motivo todos se fueron, se llevaron todo lo que había en la casa, muebles, plantas... la casa quedo vacía, los niños lloraron cuando se despidieron de mi y yo no lograba entender nada de lo que pasaba.

Como siempre los acompañaba, corrí detrás del vehículo para despedirlos, esa noche no dormí, los espere hasta tarde, como no llegaban entonces comencé a rascar la puerta, pero nadie me abría.

Pasaron varios días esperando que algún momento llegaran,  di vueltas el barrio en busca de comida y aprendí a sobrevivir de la basura , los golpes, las peleas y el desprecio se hicieron cotidianos, junto al hambre, la sed y el frío. Un frió tan intenso como el que comenzaba  a sentir ahora, junto al dolor que no me dejaba descansar.

El silencio de la noche era interrumpido por  las luces de los vehículos que pasaban muy cerca mio como si no existiera.

Ya casi al llegar la madrugada sentí un calor muy dulce en mi cuerpo, una sensación muy linda que me levantaba de ese frío suelo donde me encontraba  y entonces me di cuenta que ya era hora de partir, que nunca mas los volvería a ver.



Y mi mente se volvió a preguntar ¿donde estabas tú cuando yo estaba herido?

Compartamos esta narración para no permitir que ningún ser indefenso tenga que pasar por esto, lamentablemente por personas sin corazón.




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